Lo que en algún momento hubiera sido imaginable para muchos tan sólo como el hipotético climax de algún thriller, se ha materializado — Argentina está en la gran final del Mundial de Brasil. Serán muchos los hinchas alrededor del mundo que lo tomarán como una grata sorpresa, un giro dramático — para la mayoría en el país anfitrión, será quizá una pesadilla. Lo cierto es que la albiceleste venció a Holanda este miércoles en un duro y trabado encuentro de semifinales, y a pesar de estar en territorio hostil, se ha metido por medio de una exitosa tanda de penales al partido más importante del balompié internacional.
El encuentro fue parejo, conservador y difícil para ambos equipos. Los primeros minutos fueron de estudio — ambos cuadros reservaban sus armas y medían cuidadosamente el temple de su rival.
Con el pasar de los minutos, ambos conjuntos fueron abriendose — pero ninguno cedía espacio ni terreno. Los dos equipos manejaban líneas defensivas bastante altas y bastante organizadas. Argentina no encontraba a Messi, y los botines de Robben eran inalcanzables para los pases de los holandeses. El trabajo y sacrificio en el mediocampo estaba a tope: Enzo Pérez y Kuyt luchaban a velocidad por un costado; De jong cerraba los canales hacia Messi, y Mascherano cortaba todo.
Precisamente, el mediocampista del Barcelona fue (con el permiso de Romero cuyo aporte fue genial en la tanda de penales) sin duda el elemento más importante del encuentro para el cuadro sudamericano. Orquestó todas las salidas, cerró incansablemente el mediocampo, y cortó en su propio área más de una vez para salvar a su equipo en última instancia. Para Holanda el aporte defensivo de Ron Vlaar fue sensacional.
Incapaces de encontrar la desigualdad, los dos equipos llegaron a un alargue que no mejoró mucho los prospectos de gol para ningún bando. La entrada de Palacio por Pérez abrió el juego para ambos — creó opciones para la albiceleste en la contra, y dejó un hueco para que entrara el cuadro tulipán. Sin embargo, a pesar de tener la oportunidad más clara del encuentro durante el tiempo extra, el jugador no logró definir ante los rápidos reflejos de Jasper Cillessen.
En tanda de penales fue todo Romero. ‘El chiquito’ sacó dos: El primer cobró y el tercero. Messi abrió el marcador para Argentina y sus compañeros siguieron en sus pasos: ninguno falló.
De esta manera, argentina jugará su primera final en 24 años. Ahora, vale acotar que, contra todo pronóstico, lo más difícil apenas comienza. Su rival, la selección de Alemania, viene de golear por 7-1 al anfitrión, y llegará al encuentro definitivo con un día más de descanso y mucho menos desgaste acumulado. Ganar no será tarea fácil, está claro. No obstante, también hay que decir que para un equipo Argentino que ha llegado a la final de un Mundial en Brasil nada parece imposible.
