
El VAR volvió al ojo de la tormenta después del partido entre Palmeiras y River.
El VAR cambió la dinámica del fútbol, así como la tecnología cambió el mundo…
Más allá de las polémicas, el VAR es una herramienta muy valiosa cuando se trata de hacer justicia. La concepción y la introducción de su uso en el fútbol apuntan pura y exclusivamente a eso. Más de una vez, lo aceptamos o lo denostamos de acuerdo a cómo se lo aplican a nuestro equipo. De haberse implementado muchos años antes, no hubiesen existido los goles de Maradona y Thierry Henry con la mano, ni el gol fantasma de Panamá que lo clasificó al Mundial de Rusia y dejó afuera a los Estados Unidos. Ni el penal inexistente a favor de México en la Copa Oro 2015, donde el árbitro “vio” mano de Roman Torres cuando la pelota en realidad le había impactado en el glúteo. Solo para mencionar algunos ejemplos.
El VAR fue creado para remediar errores arbitrales. Para evitar injusticias. Ese es el espíritu del VAR y debe seguir siéndolo.
A pesar de ser una promotora y defensora del VAR, no puedo dejar de admitir que en la práctica ha generado muchas polémicas. Y es que el gran problema es que el VAR es solo un recurso tecnológico que debe ser utilizado e implementado por seres humanos, por árbitros, que aun viendo las imágenes una y otra vez, a veces toman decisiones equivocadas. Y en otras no aciertan a aplicar el espíritu del reglamento.
A veces da la sensación de que el VAR es como un auto de carrera puesto en manos de un conductor principiante. Y se hace difícil tolerar un error arbitral después de que no uno, sino tres colegiados, toman la decisión equivocada aun viéndola varias veces y en distintos ángulos.
La solución sería buscar formas de pulirlo, mejorarlo y hacerlo lo más eficiente posible. Algunas ideas para ello serían:
- Evitar que prevalezca siempre la decisión personal de un árbitro de cuando ir o no ir a ver las imágenes. Y aquí propongo que cada Director Técnico tenga la potestad de reclamar el uso del VAR en, digamos, una vez por tiempo o dos veces en el partido, cuando considere que la situación lo amerita. Se evitarían muchas protestas y se agilizaría el juego.
- Introducir nuevas instancias en las cuales se pueda utilizar, por ejemplo, una segunda amonestación que implique expulsión, debería ser revisable.
- El árbitro debería revisar la pantalla siempre, en primera instancia y no después de largas deliberaciones por el intercomunicador, salvo en las jugadas de offside donde es blanco o negro (otra vez para agilizar el juego).
- Solo debería revisarse la jugada inmediatamente anterior al gol, es decir, desde la asistencia, y no desde 5 o 10 pases previos.
Y fuera del VAR, sería importante que haya un mensaje inequívoco en cuanto a la sanción de la mano dentro del área y al castigo de las simulaciones. Las jugadas de interpretación seguirán siendo polémicas como lo eran antes del VAR, ya que la interpretación la hace el árbitro y no el video.
No se puede esperar que el VAR en manos de seres humanos que a veces se equivocan, sea perlecto, pero sí podemos aspirar a mejorarlo y tratar de minimizar el margen de error, a través de la educación de quienes lo utilizan, y la claridad de las reglas que lo regulan. El VAR es una herramienta de justicia, y requiere un aprendizaje para aplicarla de forma correcta y eficiente. Llevará años mejorarlo y agilizarlo, como ha ocurrido en otros deportes. Pero es el unico camino, hacia adelante, y siempre priorizando la justicia.