Por: Nico Cantor.
Mordiéndose las uñas, tapándose los ojos, y pegando gritos, la afición argentina no sabía para donde mirar mientras que el reloj del árbitro sueco llegaba a los 118 minutos. Los Paulistas, la mayoría hinchas de Corinthians, cantaban el ole junto a los pases que conectaban los suizos en el segundo tiempo de la prórroga. La presión de sangre subía junto a la bronca de los argentinos se iban a penales contra Suiza, posiblemente quedándose eliminado prematuramente en una Copa del Mundo.
Y trabó Palacio una pelota en la media cancha y le entregó la pelota a Messi. Fue la última esperanza de Argentina y todo el estadio se puso de pie como nobles reales cuando entra el rey a la corte. Todos escuchaban silenciosamente la historia que relataba Leo con sus pies mágicos.
En una tarde de São Paulo cuando se ponía el sol y los corazones argentinos se hundían tan bajo que no se sentía el latido, apareció una pulga fantástica. Todos los rivales pintados de rojo querían atrapar a este animalito pero la pulga con su corrida explosiva los dejó todos atrás, mientras le barrían tratando de quitarle un esférico llamado Brazuca. En su viaje a la gloria, apareció un ángel para ayudarlo. La pulga lo vio tan solo y de una manera sencilla, frente a miles y miles de argentinos que vinieron miles y miles de kilómetros a ver este espectáculo, Di María puso la pelota en el fondo de la red.
Y Fútbol de Primera estuvo ahí. Vean nuestro vidéo para que puedan ver nuestro viaje al estadio Itaquera, Arena Corinthians.
